Se realiza en barricas de roble americano y francés, de 225 litros de capacidad y de 1 a 5 años de antigüedad. En ellas el vino respira a través de los poros de la madera, evolucionando de color e incorporando nuevos aromas. Transcurrido el tiempo de barrica, el vino es embotellado y encorchado, reposando hasta alcanzar su madurez.

El paso del tiempo, la oscuridad, el silencio y las condiciones adecuadas de humedad y temperatura estable perfeccionan las cualidades con que la naturaleza ha favorecido a estos vinos.
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